domingo, junio 11, 2006

5.- SONETO EN PRIMER GRADO

SONETO EN PRIMER GRADO

El juez se levantó y dijo
-¡Póngase de pie el acusado!
El acusado, un sujeto pálido y nervioso, se levantó
-¿De que se acusa a este hombre?
El fiscal tambien se levantó y lo dijo
-De soneto en primer grado
Un murmullo recorrió la audiencia. El juez movió trisitemente el primer verso. El juez era un serventesio alejandrino, ya un poco mayor, pero bien construído.
-Puede sentarse
El acusado se sentó y el fiscal comenzó su alegato.Era un terceto con estrambote, diéresis y bigote.Atusándose este y aclarándose la voz, dijo:
-Pretendo probar con el adecuado margen de certeza que entre las diez y las once horas de la noche de versos este hombre perpetró un cruel soneto con premeditación y alevosía.
-¿Tiene algo que alegar inicialmente el acusado?-preguntó el señor juez
-Soy poeta-dijo el tipo
Otro murmullo removió al público
-Eso no es alegar.Es confesar otro delito.No le permitiré declarar en su contra-dijo el juez-No tendré en cuenta esta frase.Siga, señor fiscal
El fiscal sacó un papel y leyó
“Hollé del amor la pálida pátina”
-¡Dios mío!-dijeron a una la estrofas, décimas, octavillas, redondillas y demás composiciones que formaban parte del público.
El fiscal puso el papel en las narices del acusado
-¿No es cierto que este patético endecasílabo es cosa suya, señor?
-Fue sin querer-dijo el otro.
-¿Sin querer? Sin querer tropieza uno.Pero..¿quiere decir a los aquí presentes, estrofas todas perfectamente medidas y acentuadas, que un verso de semejante calibre, que además inicia lo que que parece ser una rima en esdrújulas, se puede escribir sin querer?
-Fue lo que me vino-acertó a decir el acusado, estrujándose las manos.
-¿Lo que le vino?¡Vamos, si con esa cara a usted no le ha de venir ni....!
-¡¡Protesto!!
dijo la abogada defensora, que era una elegía preciosa en verso blanco.
-Modérese, señor fiscal y no suponga (el juez rió entre dientes) que a todo el mundo le ha de pasar lo que a usted
-Perdone , señor juez.Con la venia. ¿Le vino? ¿No?¿Y cómo le vino? ¿Por correo? ¿En una oferta de telepizza?¿Por obra del Espíritu Santo? ¿No se lo soplaría alguien?
-No.Estaba yo solo
-Mala coartada.Entonces estaba usted solo...Y le vino
-A veces ocurre-terció el juez con maliciosa sonrisa.Además guiñó un ojo a la abogada , quien se ruborizó en sus versos iniciales
-¿No es más cierto que, amparado en la soledad y en la semipenumbra, oculto del mundo tras las paredes de su habitación, concibió usted la idea de ejecutar un soneto?
Los ¡Oh! y los ¡Ah! llenaron de tensa musicalidad las filas de bancos
-No.No...- se defendía el acusado.Fueron saliendo uno detrás del otro.Yo estaba fuera de mí.Mis dedos escribían por libre.
-¿Fuera de si? ¿Declara demencia transitoria?
-Ya ha dicho que es poeta, fiscal-interrumpió el juez-No entremos en redundancias.
-Gracias, señor juez.Pero...¿piensa el acusado que alguien de esta sala va a creer que los dedos escriben solos?¿Qué tien usted en las manos? ¿El baile de San Vito? ¿Los temblores del Parkinson? ¿Un ataque epiléptico de rimas?
-La Inspiración.Fue la Inspiración.
-¡Otro con lo mismo! ¡Otro con lo mismo!
El fiscal, que era una artista de la gesticulación, se hacía cruces para impresionar al jurado y se mesaba las palabras agudas
-La Inspiración.Todos acaban recurriendo a eso.La inspiración, la inspiración...cuando en realidad se trata de un trabajo pensado, alevoso, meditado y pleno de...transpiración. Y yo lo voy a demostrar.Con el permiso del señor juez llamo al estrado a mi primera testigo: La Señora Transpiración
Un pareado muy preparado que hacía las veces de ujier llamó en alta voz.
-¡Doña Transpiración, señora de Dale Ketedale
Una mujer gorda y sudorosa se sentó en la silla de interrogatorios
-¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
-La verdad no existe. Sólo el esfuerzo
-¿Cómo que la verdad no existe? ¿Cree eso de verdad?
-Lo sospecho.Es uno de esos conceptos matemáticos a los que uno solo puede aproximarse sin tocarlos.Digamos que tendemos a la verdad.
-¿Tendemos, señora Transpiración? Yo no tiendo, ¡Yo descubro la verdad!
-No se acerque tanto que me está haciendo sudar
-¿Conoce a este hombre?
El fiscal señaló al acusado.La Transpiración le miró y dijo
-Sí. Es Henández. Un patético poeta
-Protesto-dijo la defensora
-La testigo se cuidará en delante de hacer juicios de valor sobre el acusado-ordenó el juez
-Lo siento, señor-dijo la Transpiración
-¿Recuerda-continuó el fiscal-haber visitado recientemente al acusado?
-Le visito con cierta frecuencia.A través de mi suple su falta de genio
-¡Protesto!-volvió a gritar la elegía
-¡Señora testigo! Si sigue por ahí invalidaré su testimonio
-Lo lamento, señor juez-No volverá a a ocurrir, se lo prometo.Quise decir que últimamente este señor está pasando por lo que se conoce como el Bloqueo del Escritor y por eso acude a mí con más frecuencia que otras veces.
-¿Y podría decir a la sala en que está ocupado en los últimos tiempos nuestro querido poeta?
-Creo que intenta rimas esdrújulas
Decir esdrújulas y convertirse la sala en una enorme exclamación fue todo uno.
-He terminado, señor juez. Su testigo, licenciada.
La abogada defensora se levantó y todos (el primero el juez) viero que llevaba medias negras escritas.Que elegía de versos blancos con que hermoso par de piernas, pensó el juez, tan distinta de la maldita y gorda Transpiración.
-Señora Transpiración.¿Podría decir a la sala por qué otro nombre es conocida?
-¿Tengo que decirlo?
-Con la venia del juez no veo en que pueda eso interesar a la causa-dijo el fiscal
-Yo lo decidiré, señor fiscal.Conteste la testigo.
-Se me conoce tambien como El Sudor del Poeta
-Luego se puede asegurar que los poetas sudan
-Y tanto
-Lo cual significa que se esfuerzan y luchan contra la fatalidad.¿Con que intención cree usted que lo hacen?
-¿Con la de conseguir dinero?
-Pues no.Con la de conseguir algo bello
-No veo a donde pretende llegar la abogada-terció el terceto
-Nada más que a demostrar que la intención del poeta, transpiraciones o inspiraciones aparte, es buscar la belleza.
-Sí.Pero él ha perpetrado un horrible soneto.Siniestro e infumable.¿Me va a decir, abogada, que lo hizo buscando la belleza?-replicó el fiscal
-Se lo voy a decir y se lo voy a demostrar.Gracias, señora. He terminado con usted.
La Transpiración se levantó, limpiándose el sudor y ocupó su lugar entre el público. Volvió a hablar el fiscal
-Llamo a mi segundo tstigo, el señor Bloqueo del Escritor
Un sujeto con cara de bulldog se levantó de un asiento de fondo y avanzó hacia el estrado en donde lanzó el juramento ritual
-Señor Bloqueo del Escritor
-Me diga
-¿Conoce usted al acusado?
-¿A Hernández? Pues claro.Podría decirse que vivo con él.Le conozco más que sus calzoncillos.
-Eso espero-interrumpió el juez.-Vendría a indicar que se muda con frecuencia
-¿Quiere esto decir que cuando el tal Hernández....
-¡Protesto! ¿Qué es eso de “tal” Hernández?- dijo la defensora
-Señor fiscal, le llamo al orden y al respeto
-Disculpe, señor juez.¿Quiere esto decir que cuando el señor Hernández perpetra algún escrito es porque lo ha intentdo muchas veces antes?
-Naturalmente. Miles de veces se ha quedado dormido delante de un folio en blanco. Solo con la perseverancia es posible vencerme
-Ahí tenemos entonces lo de la premeditación y la reincidencia. Su testigo, defensora.
La elegía de versos blancos se levantó, descruzando sus dos largos y torneados hexámetros bajo la mirada voraz del juez
-Señor Bloqueo Del escritor
-Me diga, belleza
-¿Cómo es que usted se presenta en las casaa y en las mentes de los escritores.¿Le llaman ellos?
-No-Nunca. Aparezco de improviso
-¿A traición?
-Pues sí.Podría decirse que a traición.
-Y-dígame usted lo que cree- ¿Cuándo a uno le atacan a traición, no está en el justo derecho a defenderse?
-Supongo que sí
-¿Lo supone? ¿No es capaz de dar una respuesta más concreta?
-No sé.Yo creo...
-Diga sí o no.
-No puedo.Estoy bloqueado.
-Protesto, señor juez. La abogada defensora está acusando a mi testigo
-¿Y que tiene? ¿Celos? Ya nos gustaría a usted y a mi que algo así nos acosara
La elegía de versos blancos eligió una de sus mejores sonrisas y ahí fue cuando estallaron dos tubos fluorescentes
-¿Y entonces no tiene mi defendido el deber y el derecho a defenderse ante la agresión del Bloqueo del Escritor, aunque sea intentando sonetos esdrújulos?
Un clamor, mitad de comprensión, mitad de desaprobación colmó la sala , y las estrofas con niños pequeños dejaron de darles teta para poder atender mejor.Porque, muy bien, de acuerdo, el tipo podía estar todo lo justificado que pareciera, pero el hecho inobjetable era que había cometido soneto.Un esdrújulo y terrible soneto.
La defensora no hizo más preguntas y el fiscal dijo:
-Por mi parte no hay más testigos.
-Escuchemos a los testigos de la defensa-dijo el juez.
La elegía elegía muy bien sus palabras cuando dijo
-Pretendo demostrar, sin ningún género de dudas, que el señor Hernández, mi defendido, obró impelido por una potencia avasalladora e irresisteible.Y para ello llamo al estrado a mi único testigo, La Señora Inspiración
Y aquel pareado suficientemente preparado que de ujier estaba colocado llamó en alta voz
-¡Doña Inspiración Caprichosa y Voluble!
Una personalidad bastante etérea y cuasi milagrosa se adelantó hacia la silla de los testigos
-¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
-Juro decir lo que se me ocurra.
-Pues más vale que se le ocurra la verdad-advirtió el juez.-Su testigo, defensora.
La elegía de versos blancos, contoneándose con primor, hizo su primera pregunta
-Señora Inspiración...¿Señora o señorita?
-Yo no me caso con nadie, así que...Usted misma.
-¿Conoce usted al señor Hernández?
-La verdad es que muy poco.No acostumbro a tratarle y siempre le veo de lejos.
-¿Pero sería capaz de reconocerle entre una multitud de poetas menores?
-Creo que sí.Aunque él sería el menor de todos
-¿Puede decir al jurado lo que ocurrió en la semana del 13 al 19 de Marzo?
-Lo recuerdo perfectamente.Era lunes y yo acababa de soplarle una canción a un cantautor y dos artículos a un excelente periodista, cuando , de pronto, me fijé en la ventana abierta de este señor, Hernández, y me colé dentro
-¿Usted se cuela por las ventanas?
-Para mí no cuentan las leyes físicas, la gravedad o el tiempo...el espacio.Soy etérea e inmortal
-Ya.Y caprichosa y voluble
-Esos son mis apellidos, guapa
-Gracias.Díganos que hizo una vez dentro
-Pues nada.Ví al sujeto tan apurado que decidí soplarle al menos dos palabras
-¿Dos nada más?
-Sólo dos.
-¿Cuáles?
-Pálida y pátina
-Quiero llamar la atención del jurado sobre el hecho de aue las palabrás “Pálida” y “Pátina” que prácticamente son el soporte, estructura y armazón no ya del primer verso, sino de la idea toda del soneto, han sido insufladas a mi defendido por la señora Inspiración.¡No son suyas!
-No.No son suyas.pero yo sabía que con tan solo estas dos palabras él intentaría unas rimas.Porque las rimas esdrújulas le chiflan
Hernández bajó la cabeza avergonzado.Más o menos como si le hubieran calificado de ser un yonki de la peor especie.
-Todos tenemos vicios.Pero por un vicio no se debe condenar a nadie-dijo la defensora
-Una cosa es vicio y otra soneto.Yo sabía que él intentaría un soneto.
-Luego...podemos inducir que fue usted la que le indujo a sonetear.
-Podemos decirlo.En su estado y con aquellas dos palabras , era para él inevitable.
-He terminado.Su testigo, fiscal.
La defensora se retiró entre miradas lascivas del juez, algún leve aplauso y el matizado murmullo de la audiencia.Levantóse el fiscal y aquesto dijo
-Señorita Inspiración...Dice usted que sopló solo dos palabras
-Eso he dicho, señor
-¿Y cree que dos palabras son suficiente estímulo para...?
-Dos palabras son suficiente estímulo hasta para una novela. Se sugiere una idea, una música, un ritmo. Ahí tiene usted Guerra Y Paz.
-¡Cielos!-dijo el fiscal, porque, efectivamente, sobre la mesa tenía, a modo de apoya notas uno de los volúmenes de la inmortal obra de Tolstoi.Actualmente era su libro de cabecera.
-¿Qué pasa con Guerra y paz?
-Pues que esas dos, palabras “Guerra” y “Paz” son mi única colaboración a tan grande obra.Y fíjese lo que Tolstoi hizo con ellas.
-Ergo podemos inducir que la idea del soneto era previa a las dos palabras
-Usted deduzca lo que le parezca. Yo lo que digo es que me limito a dejar una simiente y luego la tierra (si por tierra entendemos la mente del escritor.-y em Hernández el ejemplo no es exagerado-) hace el resto.¿Ha intentado escribir un poema alguna vez, señor fiscal?
-¿Por quien me toma? –dijo éste
-Pues en todos los buenos poemas hay uno o dos versos que vienen de arriba-Yo los transporto y el escritor hace el resto. Pero no voluntariamente.Cuando le he dejado en la cabeza esos versos o esas palabras, ya no puede librarse de la idea si no es plásmándola.
-Ha dicho usted “todo buen poema”.Pero es que aquí estamos ante un denigrante, desagradable , alevoso y funesto soneto.
-Incluso un mal poema tiene algunas palabras sopladas por mi.Fíjese “Pálida” “Pátina”...¿No ve la musicalidad?
-Si.Mucha música y muchas gaitas pero aquí lo que se ha perpetrado es un Soneto en Primer Grado.Y eso es lo que hay, inspiraciones, transpiraciones y bloqueos aparte:Un intento deliberado, premeditado y tenaz de cometer soneto.No hay más preguntas.
La Inspiración se retiró y el juicio siguió adelante
-¿Su alegato final, fiscal?
-Con la venia. Tal y como acabo de decir, estamos ante una alevosa premeditación dañina.Por mucho que aquí se haya dicho, nada indujo al acusado a delinquir.El cielo estaba estrellado, la temperatura era óptima, amenazaba la primavera y la gente reía en la calle.Pudo salir a tomar un par de copas y, sin embargo, amparado en su oscura soledad , sin respeto ni a Dios ni al hombre ni al Arte perpetró un crimen horrible, una vejación al ritmo y un atentado a la métirca.Ejecutó –la misma palabra sirve para condenarle- sin más rodeos, un soneto esdrújulo:Ëste soneto

(En un golpe de efecto, que levantó ¡Ohs! ¡Ahs! y hasta Ehs! del patio de butacas, sacó del bolsillo un arrugado folio manuscrito y leyó:






MARIPOSA EN EL BARRO

Hollé del amor la pálida pátina
sellé del dolor el ácima líquida
probé del placer la pócima insípida
cerré del soñar la fúlgida máquina

Pensé que iba así pasando la página
jugando a olvidar su imagen tan vívida
pero estaba allí voraz y tan lívida
con su aura triunfal de impavida lámina

Así que entré en mí, brutal y misógino
me dí y me entregué, tan máximo y mínimo
mi Dios fui y mi hombre y mi todo endogámico

Y no la olvidé, tan trivial, tan andrógino,
esfuerzo bestial por fruto tan ínfimo
inútil valor para tanto pánico

intento vesánico
de mariposa atrapada en el légamo
que a veces se piensa reina del páramo.

© Hernández












.¡Y encima con copyrigth. Ahí queda eso! Y además con estrambote. ¡Eso es ensañamiento! ¡!Si esto no tiene delito, que venga Dios y lo vea.Por este crimen y por esta acción pido para el acusado la condena a Retirada Perpetua de Pluma , RPP, para que así y hasta el final de sus días quede el género humano libre de semejante peliigrosidad literaria.He dicho.
Grandes aplausos acompañaron su retirada y algun ¡Uy! , porque nadie en la sala ignoraba que el RPP para un escritor era la cadena perpetua.Mientras, sin levantarse del asiento y sin (para desilusión del señor juez) descruzar los torneados hexámetros , la abogada-elegía, inciaba su disertación final.
-A veces oímos voces, señores del jurado. A veces las oímos tan altas y tan claras que ya no somos ni nosotros mismos.Somos esas voces. y unas dicen “Ven”, otras dicen “Vete”...Pero a veces sucede que a determinado tipo de gentes ese tipo de voces les dicen “Crea” Y no se lo dicen una, ni dos, ni tres veces. Cien si hiciera falta.Hasta que creen.Hasta que crean. Mi cliente sostuvo durante toda una semana un duelo con las palabras pálida y pátina zumbando en su cabeza; se hallara donde se hallara, en el fútbol, en la oficina, en el WC , o en la ópera. , todo era “Pálida” y todo era “Pátina”.Y sabía que mientras no hiciera algo con ellas estaba condenado a enloquecer con su zumbido.De manera que fue y lo hizo.¿Qué hizo? Un soneto esdrújulo, es cierto...Un soneto terrible.¡Pero él no quería! Es más, si nos atenemos a la volición como sujeto del hecho¡Ël no lo hizo! El soneto nació porque él no quería y no podía por menos que crear, crear algo, lo crean o no lo crean, ¿Le van a condenar por eso? ¿Le van a condenar por crear? Entonces condenen usteds tambien, de paso, a Dios Todopoderoso.
Calló.Al juez se le caía la baba pero consiguió hablar aunque lo que si se le descolgaron fueron las gafas.
-La vista ha terminado-dijo con gran oportunidad.Pero luego se las caló y añadió-El jurado ahora se retirará a deliberar.
-No es necesario, señor juez- dijo una engolada égloga que hacía de portavoz
-¿Cómo? ¿Tienen ya veredicto?
-Lo tenemos, señor juez
-Si alguno delos miembros del jurado no está de acuerdo es su momento de manifestarlo.
Una vista de pájaro sobre los bancos del jurado le convenció de que no. Nadie levantaba la mano.
-Bueno, pues adelante, portavoz..Ejem, ejem...( tosió, se aclaró la garganta, se alisó un poco el primer verso, se volvió a recolocar las gafas, sonrió a la defensora y dijo)
-¿Del cargo de Soneto en Primer Grado consideran al acusado culpable o inocente?
-Inocente-señor juez
Una convulsión se apoderó de la sala.Los aplausos se mezclaban en igual intensidad con los silbidos
-¿Del cargo de atentado grave a la métrica?
-Culpable, señor
-¿Y del de sacrilegio contra el ritmo y la entonación?
-Culpable, señor juez.
:Muchas gracias, señora portavoz.Oído el veredicto me retiraré unos minutos antes de dictar sentencia.¿Quieren acompañarme, abogados? El público es libre de abandonar por un instante la sala, si así le place.
El juez y los abogados pasaron a las estancias interiores. Una vez en ellas, el juez dijo
-Oiga , fiscal.¿No saldría a comprarme tabaco?
-Con la venia, señor
Y el fiscal salió.
Cuando estuvio a solas con la defensora el juez dijo:
-Quiero felicitarla, abogada por su intervención en este caso,Muy fresca
-¿Fresca? ¿Yo o la intervención?
-Ust...La intervención, naturalmente.Le auguro un futuro exitoso.
Ella le dedicó una bajada de pestañas que redujo a valores mínimos el ácido úrico del juez
-Lo cual no quiere decir que mi sentencia haya de ser benévola.
-Me conformo con que sea justa.
-Da gusto hablar con tías, digo, con licenciadas, tan buenas y preparadas como usted, letrada.Más cuando este es un asunto de letras.
-¡Ay, la literatura! ¿Qué haríamos sin ella?
-Sí.Que gran cantidad de cosas.Mire, abogada, le voy a dejar mi tarjeta por si alguna vez me quiere llamar para que hablemos largo y tendido
-De acuerdo.La pondré con las otras ochenta y dos que tengo de jueces-sonrió la elegía
-Eso me tranquiliza, Pensaba que era yo el único viejo verde.
-¿Usted viejo?-dijo ella, y salió, dejando al juez meditando sobre su añorada juventud.Y cuando hubo meditado un buen rato salió, se colocó en su sillón y dio los consabidos tres martillazos.
-¡Orden! ¡Orden en la sala!
La sala, poco a poco, se fue sumergiendo en el silencio

-“Por la autoridad que me confiere la República de las Letras, escuchados los alegatos del fiscal y la defensa, ateniéndome al veredicto del jurado y siguiendo mi experimentado, certero sapientísimo, modesto e inapelable criterio acuerdo condenar y condeno al a cusado, Sr, Hernández, de profesión sus versos y sus prosas, a la pena de seis meses de privación de pluma y a que semanalmente le sean pinchadas en cada dedo de la mano inyecciones paralizantes que le impidan usar cualquier tipo de teclado volviendo a atentar contra la métrica y la rima en forma tan grave y alevosa.
Asimismo dispongo que, a partir de esos seis meses, sea liberado del castigo, pues no en vano obró como obró por causas y motivos que atenúan en bastante su culpa.A partir de ahí será libre para hacer lo que quiera y que Dios nos coja confesados a todos..
Dicto finalmente que el soneto objeto de este juicio sea destruído, él y todas sus copias, por via de incineración y que las antedichas cenizas sean sean arrojadas al mar para alimento de besugos a los que esperamos no siente mal o provoque mutación engendro tan incomible.
Esta es mi justa decisión sobre el asunto, en la medida en que dentro del mundo de las letras se pueda hablar de justicia.¿Quién pregunta alos tercetos si desean ir encadenados?¿Desea “corazón” rimar tan a menudo con “pasión”? El mundo de las letras es injusto en si mismo, como cualquier otro mundo.Pero, aceptando eso, cualquiera diría mirando a este hombre (señaló a Hernández) que , desde luego, si algo necesita de momento, es un escarmiento.
Este es el que le impongo.Sírvale de lección, penitencia y experiencia.Y que tan pronto crezca su arrepentimiento como nosotros nos olvidemos de su pecado.
He dicho.”

Dio un muy plástico martillazo final, se levantó y se fue.Y mientras la elegía de versos blancos estrechaba los aún móviles dedos de Hernándezde, tratando de convencerle que, despues de todo, la sentencia no le había sido tan desfavorable, el fiscal se quitaba las diéresis ante ella y saludaba también al poeta menor.
Las estrofas se llevaban a sus versitos de la mano, señalándoles al hombre malo; y un sol poniente, curioso y burlón enviaba por la ventana oblicuos rayos, endecasílabos y esdrújulos.